El proyecto de arquitectura contiene la gran virtud de operar sobre una materia intangible, un escenario futuro, onírico, donde su marco de acción está desregulado y el impacto de su alcance encuentra los límites únicamente en las lógicas propias que forman parte de su sistema de pensamiento. Este en definitiva es el marco que se encarga de orientar la toma de decisiones en favor de aquellas inquietudes que disparan de forma genuina una exploración proyectual que buscará dar respuesta a la convocatoria