El sitio se ha convertido en un mojón importante para el desarrollo de una de las manifestaciones más emotivas y multitudinarias de la ciudad. La Marcha del Silencio nace en la Plaza de los Mártires Estudiantiles, que dialoga con el Memorial de los desaparecidos de América Latina, ubicado en la vereda opuesta.
Es el punto de encuentro, el eje que congrega a la población para comenzar la marcha y por consiguiente adquiere una dimensión especial en el complejo entramado de la ciudad durante el evento. La ciudad se desdobla durante el mismo en función del mensaje que la ciudadanía busca entregar.
La propuesta se enmarca en línea de una intervención de baja escala, dónde se trabaja sobre las preexistencias, las texturas de suelo y la luz para lograr la composición física del sitio en coherencia con las actividades que de él se desprenden.