Para la intervención que supone adaptar el edificio existente para la ubicación de la nueva UTEC se pone en valor los principales componentes de la estructura original con la intención de determinar la nueva arquitectura a partir de ellos. A su vez, se decide otorgar al nuevo edificio un lenguaje contemporáneo dónde la resolución tecnológica del límite en una lógica de membrana establece la nueva relación, siendo capaz de potenciar la condición simbólica del sitio en la memoria colectiva de la población. Hay una intención de evocar a partir de la imagen formal del edificio los valores de innovación, investigación y tecnología que el propio instituto lleva adelante.
El edificio se encuentra en un punto privilegiado de la ciudad, participando de una conectividad central y protagonista en los circuitos de movilidad establecidos en la población. Su destino original como mercado y posterior utilización como terminal de transporte público así lo capitalizaron oportunamente en su momento.